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A las 6 y pico

pokito os desea lo mejor a todos los "seiseros"

Voy a cambiar de sitio los días que comienzan con el año nuevo. No quiero seguir padeciendo lunes que pesan como trece martes, ni esos ataques de otoño que pintan con colores pardos el tuétano de lo que sentimos. Quiero un año en el que los buenos propósitos no caduquen a finales de enero, un año que sirva para entender que los deseos de paz, amor, bienestar, y salud, no nos lloverán nunca desde el cielo, pues es en la tierra donde debemos fabricarlos. Reconozco que no soy un espíritu navideño, las navidades me duelen desde noviembre, hasta febrero, me empacha el soniquete a "kumbayá" que oigo protocolariamente en las calles, y aborrezco la desfachatez con la que los escaparates marcan el precio de la diferencia de clases de vida. Puede que el año que asoma por la esquina de mañana sea un año lleno, pero si viene lleno de vacíos, mejor sería que pasase turno, y dejase el sitio a un año, aunque sea usado, pero lleno de llenos.
Por cierto, los Reyes Magos son los padres, o sea, que lo mismo, el niño Jesús es un primo de Calatayud...


© pokit in a pocket ch.a.d.t. "año nuevo, navidad vieja"

 

¡¡Qué tengáis un año de lujo!!

La felicidad es un artículo maravilloso: cuanto más se da, más le queda a uno.

                                                                                                                     Blaiser Pascal.

 

!!!!!Feliz Año 2006!!!!

Un deseo:   !No dejéis nunca de soñar e ilusionaros con la vida!

Besos, siempre desde el Sur.

Perseida

BAJO LA PIEDRA DESNUDA

BAJO LA PIEDRA DESNUDA

            

     BAJO LA PIEDRA DESNUDA
Ojalá surgieras de repente, como naufrago tras la niebla,
ojalá no fueras silencio,  blanco, ni mármol;
ni ese sueño inmóvil que se derrite bajo los labios.
Ojalá no fueras lugar ni piedra,
sangre fría tras la sangre, herida sin habla,
ese vacío de Venus de donde te arrancaron.
Ojalá surgieras de tu belleza, de ese corazón tras la montaña;
mejilla tras la tierra, piedra sobre el agua...
Porque antepongo mis ojos, mi locura,
este poema jamás escuchado en la contemplación de ti,
mujer desnuda cuando renaces de tus párpados,
hacia este otro mundo que se cobija en el infinito que se quebranta.
Laberinto de nieve en el que te transformas.
Silenciosa, inmóvil, tras ese jardín de lo invisible,
donde guardabas tu pubis de arena.
Aquí a tu lado quedo, abrazado a tu mirada con mis manos.
Ojalá aparecieras de repente, desplegada,
en forma de ave que se refleja en el horizonte,
ya sin ser esa sombra fría de sal pesada y húmeda.
Ojalá escucharas ese vuelo, ese llanto,
ese viento que aparece tras la lluvia,
que latirá de ti misma, como secreto de la noche;
ya en forma de carne o de sacudida.
Ya sin ser, ese ser de piedra, ese frío que se desnuda.

Entre tus muros

Entre tus muros

Llegué a vos intrigada. Me senté en un escalón tan pequeño como yo y te observé: eras extraña, enorme, desafiante. Tu perfume me inundó, tan único, tan tuyo. Luego vino el primer día, y el miedo se mezcló con la angustia de no comprender. Me sentí perdida, asustada, y te odié. Y seguí odiándote por cuatro, cinco años. Cualquier excusa era buena para alejarme de vos: la lluvia, un resfrío, hasta un capricho. No te entendía, no me entendías, y me hacías sentir como un pez sobre la arena.

 Hasta que un día llegó alguien, yo me acerqué o ella se acercó, y las palabras apenas hicieron falta: podíamos hablar con la mirada. Entonces tu rostro cambió, y fue el de ella; era llegar, encontrarla, y todo caía en su lugar. Cada pequeña anécdota del día anterior, cada vuelo de nuestras alas de niñas era compartido sin guardar nada. Poco tiempo pasó antes de que, imperceptible, mi odio por vos se fuera diluyendo como un pequeño río en el mar.

 Pronto, alguien más se acercó y le abrimos las alas. No lo sabía, pero había empezado a quererte. Vestidos grises, abrigos azules, hasta dejaron de parecerme horribles, me veía bien en ellos. Era yo. Mi nombre significaba mucho para vos... y para mí. Me enseñaste que valía, que pertenecía. Que podía mostrarme tal cual era y aún así me aceptarías,  incondicional.

Cada uno de tus rincones, cada baldosa gastada, cada árbol de castañas era mío. Tu salón de actos, con sus cortinados de terciopelo rojo, donde nos convertíamos en damas antiguas, en héroes patrios, en pajaritos. Tu capilla silenciosa, siempre en penumbras apenas traspasadas por el azul de los vitraux. Las lucecitas rojas, el sagrario de oro, en el que mis dioses me esperaban para oír cada una de mis plegarias. Paz, armonía, fortaleza. Nada podía dañarme entre tus muros, estaba a salvo. Mis pies se amoldaron a tus pisos de piedra, las mismas piedras que sostuvieron los pies de mi madre niña.

El último año quisimos revivir la magia de la infancia, y nos disfrazamos de nosotras mismas, pequeñas. Usando tu escenario, viajamos diez años al pasado. Ensayamos mil veces, cantamos, reímos. Llegó el día y todo fue luces y música. Y entonces, frente a los reflectores que me cegaban y alegre como pocas veces había estado, fue que, como un flechazo certero en mi pecho, simplemente lo supe: era el fin, nada te iba a reemplazar. Mi sonrisa pintada se quebró, aunque nadie lo habrá notado. Después, gruesas lágrimas rodaron por nuestras mejillas, no estaba sola, muchas habíamos presentido el golpe. Pero aún te pertenecía y, mientras me contuvieras, nada podría dañarme. Me sentía un ladrillo en un monumento. Indestructible, inmortal.

Al poco tiempo nos reunimos en el antiguo ritual de tu templo, y te llevamos una flor blanca, como habíamos hecho desde siempre. Pero ésta era la última. Escribí un pequeño mensaje de despedida que ya no recuerdo, y lo escondí arrollado en el seno de la flor. Mi alma arrollada en una azucena. Y la dejé a tus pies. Fijé mi vista en un vitraux que había leído mil veces: “Regina martiryum” Reina del martirio, creí entender. Y se grabó a fuego en mis ojos como un presagio.

Al día siguiente, cuando el sol cayó, rostros llorosos y brazos extendidos buscaron mi abrazo. Los mismos rostros que habían crecido conmigo. Los mismos de aquel primer día.

“Se acabó” me dijo alguien que estaba a punto de desaparecer, y me alargó los brazos. Pero los rechacé: estaba demasiado aterrada para llorar.

Me alejé aturdida, desamparada, como un niño que acaba de quedar huérfano. No volví la cabeza para mirar, por última vez, a quienes habían sido mis compañeras de toda la vida. No quise verlas esfumarse y convertirse en nada. Crucé todas tus puertas casi a la carrera, huí despavorida como alma que lleva el diablo. Como si pudiera escapar del fin.

Tu luz cálida acarició mi cara por un instante final, y salí a la intemperie.

Y entre tus muros se quedaron mi niña y sus alas.

Recorrí las calles negras, temblaba, mi pecho ahora indefenso había quedado expuesto. Pero quise creer que seguirías viviendo en mi espíritu, guiándome y sosteniéndome por el camino desconocido que parecía abrirse ante mí.

Me equivoqué: tus portones pesados se habían cerrado para siempre. Ningún camino me esperaba y tampoco podía volver. Había sido arrancada de cuajo, como una rama tierna de un árbol. Sólo me quedaba secarme.

Luché durante años por mi vida en la oscuridad del infierno, sólo iluminada por la tibieza de tu luz en mi memoria. Pero fue inútil, ahora lo sé: lo fuiste todo, morí en el momento en que crucé tu umbral, porque sí era un alma que llevaba el diablo a la tierra de la nada. Mi nombre no volvió a pronunciarse, y entonces dejó de existir. Ningún rastro quedó de mí.

Sólo mi fantasma vaga ahora perdido entre tus muros. Posa su mano invisible en el picaporte de bronce, desgastado por generaciones de pequeñas manos de niñas. Entra sigiloso a tu capilla en penumbras, se sienta en un banco y acaricia la madera lustrada. Fija sus ojos en las luces que titilan trémulas como él, ante un sagrario vacío. Camina en las sombras de tus patios, donde aún cree oír las risas de antaño. Murmura una canción infantil en tu escenario de cortinados rojos. Recuerda sueños rotos esparcidos por tu piso de piedra.

 Y quisiera que, después, mis cenizas alimentaran tus castaños en flor y así permanecer, fundidas en una, hasta que el tiempo se atreva a destruirte y, al fin, lo que quede de mí se desvanezca contigo.

!!!DESPERTÓ DE NUEVO!!!!!!!

 

                       Queridos amigos:

                       No me preguntéis cómo. Soy la más torpe en informática, pero esta madrugada, curioseando por Mr. Google, encontré nuestro A LAS SEIS Y PICO. Y llegó Papá Noel, y me concedió la suerte de poder reactivar nuestro Blog. Le dí a todos los botones habidos y por haber.

                       Espero que lo podamos seguir conservando por mucho tiempo más.

                       Muchos besos a todos y !!!!FELIZ NAVIDAD!!!!!.

POEMA (Para Nofret)

POEMA (Para Nofret)

Aún me abrazan las ramas

de la encina eterna.

Aún sus raíces sabias

medran bajo estratos de silencios

buscándome, buscándonos.

Ojos de pedernal, malditos:

Mis ojos.

Labios sin sangre,

alma sin piel,

meandros, deriva, tinieblas,

zozobra.

Deshace culpas con dedos de perdón

el Árbol, cobijo de estrellas rotas,

centinela de mis fantasmas,

manantial de savia incólume,

espacio libre donde me ama

y yo me muevo torpe:

muñeca imperfecta.

Viviré jara bajo tu sombra

y lloraré las sequías

que tú me regaste

cuando los estíos sin agua,

y si no soy flor,

es que soy hoja en tus brazos calientes,

piel de tu corteza eterna,

alma orgánica,

sólo para ti,

encina,

amor.


Mi micro mini: Espanto

Mi micro mini: Espanto

-¡¿Qué haces aquí, abuela, si has muerto hace cinco años?!

-¡¿Qué haces tú aquí, niña, si sólo tienes quince años?!

Mentiras ciegas

Ya no distingo verdad y mentira , no sé si soy la que fui cuando fuimos o ese nosotros sólo fue un engaño más , una mentira más , otra en tantas , la peor entre todas. Intento mirar hacia dentro para encontrar a la que quise ser y no sé si fui , o a la que soy aunque nunca haya querido serlo , pero sólo te encuentro a tí , a tu recuerdo agazapado para saltar cuando las lágrimas están en equilibrio y dudan entre salir o resistirse , entre mostrarse o esconderse . Y ¿sabes ? lo peor de todo no es eso , no . Lo peor es que ni tan siquiera tengo la seguridad de que ese que hay ahí seas tú , quizás sólo es la imagen que de tí quise ver ...porque dicen que el amor es ciego , pero es mentira , una mentira más , otra entre tantas , el amor ve lo que hay y lo que no hay y eso no es ceguera, si acaso ,el amor nos deslumbra con su lucidez ; y es que cuando amamos el corazón ve lo que la razón se niega a reconocer y , en el momento definitivo siempre sabemos lo que nuestra decisión tiene de acierto o de error y , en el momento de la herida , ese en el que dejamos de engañarnos a nosotros mismos( enamorados de como nos sentimos cuando creemos que nos aman , nos amen o no ) el corazón- que ya conocía - nos dice al oído :- ¿ves ? ya lo sabías .Y lo sabíamos , y no quisimos verlo porque no hay más ciego que el que no quiere ver , ni mayor mentira que la que nos decimos a nosotros mismos , una mentira más , otra entre tantas , una mentira ciega , la peor entre todas...

Distancias

Distancias

Volverán las palabras, de momento las aparto para otros menesteres. 

Disculpar.                                       

Mi barquito no da abasto...

Desde que casi todos tienen sus sitios personales, veo que hemos dejado algo abandonado este espacio común, un sitio que me permitió compartir textos que no hubieran sido aceptados en atra por ser muy sencillos, más cercanos a páginas de mi diario íntimo que a textos literarios. Y que también me permitió leer a los demás sin tener que hacer largas recorridas por toda la red. Ha sido el lugar de encuentro de los atramentos y amigos que no damos abasto para visitar asiduamente todos los blogs y páginas, que empiezan a hacerse incontables. Me gustaría que siguiéramos poniendo aquí nuestros textos, además de colgarlos en los sitios personales, así no nos perderíamos ninguna perla por navegar en océanos de letras ya demasiado vastos (Es que mi barquito es pequeño y viejecillo) ;)

Mi euro

Mi euro

Quiero mirarte a los ojos y contarte las dos caras de mi moneda comunitaria, desde recoger colillas en las afueras de Carrefour hasta entrar en el mejor pub de la ciudad y ligarse a la chica más guapa. Quiero que sepas como el abandono se fue enrredando en la maleza de la autovía para dejar paso a algún destello de esperanza, o de como mis anhelos de ayer los veo hechos jirones colgando en una reja de 6 mts de altura. Quiero mirarte a los ojos y que entiendas todo sin decir palabra, quiero que me abraces muy fuerte, quiero que me digas que todo va a estar bien, que no hay nada que temer, que no soy un número más, quiero sentir tu calor, ese que perdí en mis bolsillos rotos en la época del árbol de la magia. Quiero tu abrigo de compañera y tus pequeñas mentiras, tus palabras susurradas en mi oído cuando todos duermen, sueño tus ganas y tu sudor bajo la lluvia austral en algún motel de carretera. No sabes como muerde la soledad, como lo impregna todo y va cerrando el mundo con un gris asfixiante. Por un tiempo vivió en otro barrio pero ahora somos compañeros de piso.Quiero que sepas mis ganas axhaustas de vivir, la carrera es difícil y larga y no tengo fuerzas de nada, necesito verte, oírte, respirarte y dormirme a tu lado. Hay tantas cosas que están cambiando; ya no camino por las noches las calles de esta ciudad extraña bajo las hojas oxidadas de tilos añejos, ya no vuelvo de la sesión golfa respirando ese aroma a leña quemada a las 3 am, ahora uso paraguas, ya no compro duraznos en almíbar para los amigos, ya no fumo a la luz de la luna ni me emborracho mirando las estrellas, los tejados están demasiado altos y los edificios no dejan ver le cielo. Tengo el alma fracturada y tu estás demasiado lejos como para que importe, ya no soy el mismo, vivo en un stand by indefinido, respiro por inercia y cuando todo se nubla estiro mi mano buscándote y no estás. Cuantas veces quisiera que pasaran esas cosas estúpidas y tontas a las que nunca les das la importancia que tienen, como encontrarme con algún compañero del colegio y hacer falasas promesas de quedar algún dia incierto para tomar un trago, o cruzarme con un vecino o con cualquiera que sepa de donde vengo, que sepa que no soy un extraño que habla sin pronunciar la "Z", que no soy un dato estadístico del INE, alguien que sepa que mis viejitos son gente de campo, sencillos como una gavilla, que se partieron el lomo para tener lo que tienen y que mi viejita es las más chora del mundo, que mi viejo tiene un sentido del humor que se lo quisiera cualquier humorista, que Edith es buena como el pan, que Andrés los tiene locos a todos y que Brenda aprendiño la música de Charly con mis discos. Todo eso y más pero... estás muy lejos.

La perfección de los continentes.

La perfección de los continentes.

Me hablaste en francés

y miré a través de tus ojos de Burkina Faso.

Besé tus labios de carne argentina

mientras tus dominicanos brazos,

rodeaban mi vientre japonés.

Quise buscarte

en la perfección de los continentes

y me encontré con la espuma

de un beso oceánico.

El sonido del agua

El sonido del agua

En medio de la muchedumbre de turistas desbocados por una foto, en medio de postales que se esfuerzan en vano por retratar la magia, en medio del continuo ir y venir  de gentes apresuradas, colgando de empinadas cuestas rodeadas de casa-semilla la ciudad esponja muestra su rostro dual. Viejas historias de espada y media luna habitan en sus desconchadas paredes, historias que cuentan de Boabdil mientras el ciudadano vive apresuradamente sin saber que en cada fuente en la que se refresca o bebe manan las lágrimas del último rey moro, en una postrera caricia a su bien amada ciudad donde habita el sonido del agua.

 

Yusuf

Llovía, en el desierto llovía, en poca cantidad pero constante. Un pueblo nómada avanzaba por aquel pedregoso lugar. Yusuf, el patriarca del errante pueblo dirigía a su gente al este, para huir de los recién llegados cristianos, una invasión en toda regla, acababan de conquistar Jerusalén y mataban a todo musulmán presente, así que Yusuf decidió huir con su familia a una tierra lejana donde vivían unos primos suyos. Yusuf era pacífico, solo quería libertad, por eso se fueron.

Apenas permanecían miembros de su familia con vida, acababa de morir un niño de los pocos que quedaban con vida, era su nieto, a sus hijas las mataron, los cristianos la violaron y mataron excusando que era en el nombre de dios. Sólo escaparon al ataque nocturno de dos noches antes él, el niño recién muerto, un hombre y cuatro ancianas mujeres. El primer día habían salido junto a él veinticinco personas. Yusuf, era un anciano fuerte, pero desde la pérdida de sus hijas ya no quería vivir. Yusuf cayó de rodillas, una de las ancianas lo intentó agarrar, pero él lo impidió y pidió al grupo que continuase sin él, no creía que llegase mucho mas lejos, sólo iba a enlentecer la marcha, así que allí quedó, tumbado boca arriba, con los ojos cerrados, moviendo los labios, parecía que oraba, su blanca barba se mecía mientras su turbante reposaba sobre su raída túnica.

Dos noches antes, a altas horas de la noche, amaneciendo ya, por la ladera que estaba comenzando a surgir el sol, un grupos de caballeros habían corrido hacia ellos con las espadas desenvainadas y al grito de por dios y viva dios cargaron sobre el inofensivo grupo, mientras mataban a mujeres, niños, ancianos y los pocos hombre en edad de luchar.

Yusuf, enardecido, había enarbolado su largo cayado y comenzado a apalear a un cristiano como bien pudo, pero él ya no era el de antes, alguien le golpeó en la nuca, haciéndolo caer inconsciente. Unos minutos después despertó, casi sin abrir los ojos por miedo a que los soldados le viesen, Yusuf se percató de que uno de sus nietos estaba junto a él, lo agarró y le dijo en un murmullo que se hiciese el muerto, para que no lo viesen, su nieto tenía una fea herida en la pierna.

De repente un soldado trajo una decena de mujeres jóvenes, entre ellas sus dos hermosas hijas, y había visto impotente como los soldados las torturaban y violaban antes de matarlas; inmediatamente después, cogieron lo poco de valor que tenían y se marcharon. Yusuf había encontrado con vida a los pocos que guió durante dos días más.

Tras recordar esto, Yusuf falleció, llorando por sus hijas le dio un fuerte  dolor en el pecho y murió. Su grupo comenzó a morir pocos días después por las penurias del desierto, sólo el hombre joven consiguió sobrevivir, pero como un errante pobre que se pudrió en alguna perdida ciudad y con la tristeza de no haber muerto con su familia…

Juh

 Un par de docenas de guerreros chihennes se encontraban emboscados en una garganta de Arizona,  era una tropa variada, ancianos y adolescentes en su mayoría.  La casi totalidad de los guerreros  en edad de luchar ya habían muerto peleando por su tribu, como valientes guerreros, era  una guerra desesperada, los estadounidenses eran muy superiores, pero los chihennes luchaban por la libertad de sus familias, morían para dar tiempo a sus hijos a conocer la vida, por que los estadounidenses los matarían si los cogiesen. Los indios no tenían un refugio seguro, siempre se veían obligados a combatir en inferioridad y en luchas de guerrillas. Una avanzadilla de soldados americanos se acercaba a galope al paso de montaña. Juh, el jefe de la partida india, alentó a sus hombres:

-Quizás muramos en  este combate, pero aunque perdamos, les daremos tiempo a nuestras familias a huir un día más y los que muramos iremos con nuestros ancestros, junto al dios Ussen, como valientes. Luchad por vuestra libertad, como hombres libres- y con el aullido de un coyote, Juh saltó desde atrás de la roca y salió al paso de los americanos, que cargaban hacia él, treinta o cuarenta soldados de caballería  picando a sus monturas para arrollarlo, pero Juh tuvo tiempo de disparar sobre un soldado mientras sus camaradas atacaban a los casacas azules. Inmediatamente después, despegó de la tierra, dejando atrás su cuerpo mortal, y marchando al valle donde Ussen lo esperaba junto a los grandes jefes chihenne y a sus ancestros, entre ellos vio a su hermosa y joven esposa y junto a ella a su pequeña hija, ambas muertas por la barbarie de los soldados varios meses antes, así que no le importó morir, es más, se alegró de verlas…

Juegos nocturnos

Juegos nocturnos

"Los inviernos de una noche
mañanas que fueron
y ahora déjame sangrar en tus infiernos
Las semillas de tu encanto
van creciendo
vivo fuertes madrugadas
que al otro día siento"


Catupecu Machu

Te vestiste de fragilidad aquella noche de euforia sudaca y yo casi compré tu imagen borrosa en el espejo empañado. Era lindo volver a sentir un roce forzadamente casual, era lindo querer creer; en medio del bullicio y la alegría que te da el humo y el alcohol quise verte como lo que no sos. Por suerte he mordido el polvo cientos de veces y ya se como se venía la mano. Siempre cauto, esperando el segundo movimiento. Furtivas miradas que se perdieron por las estrechas callejuelas, secretos a voces que tus oídos sordos no escucharon, no quisite ver detrás de la máscara y estas cosas solo son para valientes. Sigue refugiandote en la música y el humo, sigue simulando tu danza de caza que yo bajo el telón.

todo lo que (no) dijiste

No le conte a la luna
que me estabas queriendo.
No le dije a la almohada
que mañana volvería
el cantado latir de tus sentidos.

Se lo dije al corazon.

Me lo dijo el temblor de tus pupilas
cuando abriste la puerta
guardando silencios,
bajo soplos de misterio
que van dejando el rastro
con la magia aun delatante
del rumor perdido.
susurrante de tus labios sellados

No le dije nada,
mas pudo ver
pasion sumergida
deseo
en las noches heladas
en que giramos por distintas sendas.

Versos en vitrina

Versos en vitrina

Cumplo condena en la cárcel del silencio
sumida a la infinita lejanía de tus labios.
Cumplo condena inútilmente en un charco
de versos en vitrina.

Supongo que en la vida de cada escritora
existe un paréntesis que se extiende
hacia el silencio.
Manifestación de hojas en blanco
y de hojas arrastradas por el otoño
tan perenne.

Supongo que en la vida de cada escritora
existe un paréntesis que se cierra
con el renacer de una magia nueva.

certezas

certezas

Aveces sentimos
que alguien
nos está pensando
Al igual que otras veces
sentimos
que alguien
desde otra mesa
ha clavado sus ojos
en nuestra espalda.

y nos damos la vuelta
y es cierto,
alguien ha bajado la mirada.

pistas

pistas

Continuamos intentando
buscar en nuestras sombras
alguna pista
que reconozca nuestras siluetas,
aunque sepamos que mañana
no será igual
o tal vez
ni siquiera
tengamos sombra.

Inventamos farolas,
robando protagonismo lunar
y perseguimos sueños
mientras algunos duermen,
y tú
tú prefieres pensar
que es mejor soñar despierta.